- Las actividades de First Majestic en la zona se iniciarán con la construcción del Museo de Minería en las instalaciones que ocupa la vieja Hacienda de Santa Ana (La Luz). Este nuevo Museo será una parada de interés para turistas que visiten el área y dará empleo a gente de la localidad. En este momento se está evaluando el proyecto y la inversión requerida. Una vez finalizada la evaluación, First Majestic procederá a obtener todas las autorizaciones y permisos necesarios. El propósito del Museo de Minería será mostrar la imagen integral de la actividad minera en el pasado, presente y futuro.
- Durante el próximo año se espera una evaluación de pasados trabajos de exploración, lo cual resultara en actividades de exploración adicionales que empezaran en ese periodo. La mayor parte de las actividades de exploración se llevará a cabo en áreas subterráneas y probablemente no seran vistas, sin embargo, algunos trabajos pueden llevarse a cabo desde la superficie. De cualquier modo, toda la actividad de exploración requiere permisos de trabajo y todo trabajo seguira las normas jurídicas y las direcciones ambientales.
- En este momento, First Majestic está evaluando el posible renacimiento de la actividad minera del proyecto de Real de Catorce. Los métodos de minería subterránea que se han usado en el pasado siguen siendo la única forma económica de minar en esta mina. Cabe señalar que la Minería Subterránea es totalmente indetectable por los asentamientos humanos en la superficie de la zona. Vale resaltar además que la estrategia de First Majestic en cada una de sus operaciones en México sigue las pautas estrictas que las empresas mineras canadienses siguen internacionalmente. Estas normas han otorgado a First Majestic varios premios en México, incluyendo, la “Mina más segura en 2007”, un Certificado de Industria Limpia de la PROFEPA y la Distinción de Empresa Socialmente Responsable de CEMEFI. First Majestic se compromete a mejorar continuamente sus actividades en todas las áreas de sus operaciones. Todo el trabajo llevado a cabo en el área de Real de Catorce se atendrá a normas estrictas y reglamentos ambientales y todas las construcciones nuevas se construirán fuera de las zonas históricas.
- First Majestic está convencido de que su inversión y participación en la actividad económica de Real de Catorce contribuirá a las creación de empleos y al desarrollo de la comunidad, evitando que la gente se vaya a trabajar al extranjero u a otros Estados de la República.
martes, 12 de octubre de 2010
Proyecto Real de Catorce
En First Majestic Silver Corp. trabajamos bajo la filosofía de Empresa Socialmente Responsable por lo cuál estámos comprometidos a salvaguardar y respetar el patrimonio histórico y ambiental de las comunidades y áreas donde operamos en México y en forma especial en el caso del proyecto Real de Catorce donde las actividades que abajo describimos, han sido contempladas como parte integral del futuro desarrollo del proyecto. Nos sentimos orgullosos de ser copartícipes en apoyar e impulsar la preservación de las costumbres indígenas donde operamos, por tratarse de un importante legado histórico para nuestra nación, así como también respetar las leyes vigentes en materia de ecología para el cuidado de los ecosistemas.
Piden cancelar proyectos mineros en sitios sagrados
La empresa First Majestic Silver tiene 22 concesiones en Wirikuta.
Desde tiempos inmemoriales, los wixaritari acuden en peregrinación a San Luis Potosí, recreando un largo itinerario “que recorrieron los antepasado durante la formación del mundo hasta el lugar donde nació el Sol en el semi-desierto de Real de Catorce (Wirikuta)”.
Así lo explica un pronunciamiento firmado por representantes de las comunidades Waut+a (San Sebastián Teponahuaxtlán y su anexo Tusipa, de Mezquitic y Bolaños, Jalisco), Tuapurie (Santa Catarina Cuexcomatitlán, Mezquitic), Tatei Kie (San Andrés Cohamiata, Mezquitic) y Uweni Muyewe (Bancos de San Hipólito, Mezquital, Durango), en el cual se solicita que se fije una moratoria para que no se expidan nuevos permisos de explotación o exploración minera en el desierto de Real de Catorce, ni en ningún lugar circunvecino a sus lugares sagrados.
La preocupación de las comunidades indígenas es que los residuos químicos que resultan de la minería contaminen y desequen el agua de la que se abastecen, y que se incremente el cáncer y las enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
Wirikuta es uno de los sitios sagrados más importantes, donde los wixaritari rezan “para que se mantenga la vida de todos los seres vivientes de este planeta, así como para que nuestra antigua cultura se mantenga, y para que se renueven las claves del conocimiento y las velas de la vida que dan sentido a nuestra identidad”.
En el pronunciamiento emitido durante el Primer Foro de Diálogo sobre la Minería, realizado en Real de Catorce el pasado 18 de septiembre, resaltan que también se verían afectados los manantiales sagrados de los que recolectan “aguas benditas”, pues se encuentran dentro de las cuencas de las venas de plata a explotarse. “Se corre un inminente riesgo de contaminación por cianuro y desecamiento por las grandes cantidades de agua que usaría la industria minera, pues el acuífero, de acuerdo a la Comisión Nacional del Agua, se encuentra de por sí sobreexplotado y su capacidad de recuperarse es muy baja”.
Las comunidades que “sufrirían los efectos negativos” sobre las fuentes de agua son El Mastranto, San José de Milpitas, Estación Catorce, Santa Cruz de Carretas, Los Catorce, Las Relaciones, El Barranco, El Garabato, Vigas de Coronado, San Juan de Matanzas, entre otras, donde en total viven tres mil 500 personas.
Derechos de pueblos indígenas
De acuerdo a la Unión Wixárika, el proyecto minero de First Majestic Silver viola los derechos que los pueblos indígenas tienen reconocidos en el convenio169 de la Organización Internacional del Trabajo, así como el Programa de Manejo del Área Natural Protegida de Wirikuta, pues el 70% de la concesión minera se encuentra dentro del polígono protegido.
Por ello es que los indígenas solicitan al Estado Mexicano que implemente estrategias efectivas que lleven a la mejora de vida de los habitantes de Wirikuta, pero que sean propuestas armónicas con el medio ambiente “y no tan destructivas como la de la mina en donde se pone a los campesinos humildes entre la espada y la pared, ofreciéndoles un trabajo a cambio de la destrucción de su patrimonio”.
Finalmente, en el pronunciamiento aclaran que harán uso de todos los recursos necesarios para detener el proyecto minero, valiéndose de recursos jurídicos nacionales e internacionales, así como acciones de resistencia civil y pacífica que sean necesarias.
Fuente: informador.com.mx
De acuerdo a la cosmovisión wixárika, el Sol nació en el desierto de Real de Catorce, en San Luis Potosí
GUADALAJARA, JALISCO (29/SEP/2010).- El pueblo wixárika de los estados de Jalisco, Nayarit y Durango exige la cancelación de las 22 concesiones mineras que tiene la trasnacional First Majestic Silver en seis mil 325 hectáreas de Real de Catorce, San Luis Potosí, ya que “amenaza” este sitio que en su cosmovisión es sagrado.Desde tiempos inmemoriales, los wixaritari acuden en peregrinación a San Luis Potosí, recreando un largo itinerario “que recorrieron los antepasado durante la formación del mundo hasta el lugar donde nació el Sol en el semi-desierto de Real de Catorce (Wirikuta)”.
Así lo explica un pronunciamiento firmado por representantes de las comunidades Waut+a (San Sebastián Teponahuaxtlán y su anexo Tusipa, de Mezquitic y Bolaños, Jalisco), Tuapurie (Santa Catarina Cuexcomatitlán, Mezquitic), Tatei Kie (San Andrés Cohamiata, Mezquitic) y Uweni Muyewe (Bancos de San Hipólito, Mezquital, Durango), en el cual se solicita que se fije una moratoria para que no se expidan nuevos permisos de explotación o exploración minera en el desierto de Real de Catorce, ni en ningún lugar circunvecino a sus lugares sagrados.
La preocupación de las comunidades indígenas es que los residuos químicos que resultan de la minería contaminen y desequen el agua de la que se abastecen, y que se incremente el cáncer y las enfermedades respiratorias y gastrointestinales.
Wirikuta es uno de los sitios sagrados más importantes, donde los wixaritari rezan “para que se mantenga la vida de todos los seres vivientes de este planeta, así como para que nuestra antigua cultura se mantenga, y para que se renueven las claves del conocimiento y las velas de la vida que dan sentido a nuestra identidad”.
En el pronunciamiento emitido durante el Primer Foro de Diálogo sobre la Minería, realizado en Real de Catorce el pasado 18 de septiembre, resaltan que también se verían afectados los manantiales sagrados de los que recolectan “aguas benditas”, pues se encuentran dentro de las cuencas de las venas de plata a explotarse. “Se corre un inminente riesgo de contaminación por cianuro y desecamiento por las grandes cantidades de agua que usaría la industria minera, pues el acuífero, de acuerdo a la Comisión Nacional del Agua, se encuentra de por sí sobreexplotado y su capacidad de recuperarse es muy baja”.
Las comunidades que “sufrirían los efectos negativos” sobre las fuentes de agua son El Mastranto, San José de Milpitas, Estación Catorce, Santa Cruz de Carretas, Los Catorce, Las Relaciones, El Barranco, El Garabato, Vigas de Coronado, San Juan de Matanzas, entre otras, donde en total viven tres mil 500 personas.
Derechos de pueblos indígenas
De acuerdo a la Unión Wixárika, el proyecto minero de First Majestic Silver viola los derechos que los pueblos indígenas tienen reconocidos en el convenio169 de la Organización Internacional del Trabajo, así como el Programa de Manejo del Área Natural Protegida de Wirikuta, pues el 70% de la concesión minera se encuentra dentro del polígono protegido.
Por ello es que los indígenas solicitan al Estado Mexicano que implemente estrategias efectivas que lleven a la mejora de vida de los habitantes de Wirikuta, pero que sean propuestas armónicas con el medio ambiente “y no tan destructivas como la de la mina en donde se pone a los campesinos humildes entre la espada y la pared, ofreciéndoles un trabajo a cambio de la destrucción de su patrimonio”.
Finalmente, en el pronunciamiento aclaran que harán uso de todos los recursos necesarios para detener el proyecto minero, valiéndose de recursos jurídicos nacionales e internacionales, así como acciones de resistencia civil y pacífica que sean necesarias.
Fuente: informador.com.mx
sábado, 9 de octubre de 2010
Solicito corrección al Número 15 de "El Chuzo"
Por: Lic.Tristán Sánchez M.
Muchos Saludos amigos Chuzos de Real y Estacion Catorce:
En uno de sus articulos, Num. 15, Marzo de 2007 se menciona que:
"Fue gracias a Hortensia Serna que la Estación tuvo la oportunidad de contar con teléfonos particulares, es decir, líneas residenciales. Fue ella, junto con otras personas, quien hizo negociaciones con la compañía de teléfonos en Matehuala para que el pueblo pudiera tener este servicio, que a todos nos ha ayudado mucho. La apoyó una diputada de México para lograr este objetivo."
Y esto resulta NO ser cierto.
Lo que realmente ocurrio fue que cuando yo fui a solicitar a fines de 2002 una linea telefonica para mi casa en Estacion 14, la gerente de Telmex en Matehuala solo dijo que "no hay lineas".
Le pregunte que si habria alguna posibilidad a futuro y ella decia que no habia planes para ello.
Entonces yo hable con una persona muy querida en el pueblo, Don Carlos Safa, del Hotel "El Altiplano", el consiguio las firmas de mas de 100 vecinos del pueblo, y yo las lleve a la Cd. de Mexico, a las oficinas centrales de Contratacion de Servicios de Telefonos de Mexico, en donde pregunte si habria posibilidad de que los vecinos de Estacion 14, S.L.P., pudieramos contar con linea telefonica, y me respopndieron que "desde luego" y que solo tenia que conseguir firmas suficientes, entonces les mostre las que llevaba y ellos se sorprendieron y me preguntaron que "porque venia a Mexico a solicitar el servicio y no a Matehuala". Les comente que era asi porque en Matehuala nos decian que no habia lineas disponibles, ellos preguntaron que quien me habia dicho tal cosa, les mencione el nombre de la gerente de Matehuala, y ellos la llamaron en ese instante, la regañaron, le dieron instrucciones, y me aseguraron que "a mas tardar en dos meses" ya tendriamos
telefonos. Y asi ocurrio.
A dicha gerente casi la corrieron de su trabajo. Se supo despues que ella era muy amiga de "cierta" caseta telefonica de larga distancia que estaba en la plaza del pueblo, y a la que no convenia que los vecinos contaran con telefono particular pues su negocio se veria afectado, como paso al final.
Asi que les solicito que en una futura aparicion de su Revista en la Web, se pudiera incluir esta aclaracion. MUCHAS GRACIAS por su amabilidad y atencion al presente mensaje.
Haz clic en este enlace para conocer EL CHUZO DE CATORCE.
Muchos Saludos amigos Chuzos de Real y Estacion Catorce:
En uno de sus articulos, Num. 15, Marzo de 2007 se menciona que:
"Fue gracias a Hortensia Serna que la Estación tuvo la oportunidad de contar con teléfonos particulares, es decir, líneas residenciales. Fue ella, junto con otras personas, quien hizo negociaciones con la compañía de teléfonos en Matehuala para que el pueblo pudiera tener este servicio, que a todos nos ha ayudado mucho. La apoyó una diputada de México para lograr este objetivo."
Y esto resulta NO ser cierto.
Lo que realmente ocurrio fue que cuando yo fui a solicitar a fines de 2002 una linea telefonica para mi casa en Estacion 14, la gerente de Telmex en Matehuala solo dijo que "no hay lineas".
Le pregunte que si habria alguna posibilidad a futuro y ella decia que no habia planes para ello.
Entonces yo hable con una persona muy querida en el pueblo, Don Carlos Safa, del Hotel "El Altiplano", el consiguio las firmas de mas de 100 vecinos del pueblo, y yo las lleve a la Cd. de Mexico, a las oficinas centrales de Contratacion de Servicios de Telefonos de Mexico, en donde pregunte si habria posibilidad de que los vecinos de Estacion 14, S.L.P., pudieramos contar con linea telefonica, y me respopndieron que "desde luego" y que solo tenia que conseguir firmas suficientes, entonces les mostre las que llevaba y ellos se sorprendieron y me preguntaron que "porque venia a Mexico a solicitar el servicio y no a Matehuala". Les comente que era asi porque en Matehuala nos decian que no habia lineas disponibles, ellos preguntaron que quien me habia dicho tal cosa, les mencione el nombre de la gerente de Matehuala, y ellos la llamaron en ese instante, la regañaron, le dieron instrucciones, y me aseguraron que "a mas tardar en dos meses" ya tendriamos
telefonos. Y asi ocurrio.
A dicha gerente casi la corrieron de su trabajo. Se supo despues que ella era muy amiga de "cierta" caseta telefonica de larga distancia que estaba en la plaza del pueblo, y a la que no convenia que los vecinos contaran con telefono particular pues su negocio se veria afectado, como paso al final.
Asi que les solicito que en una futura aparicion de su Revista en la Web, se pudiera incluir esta aclaracion. MUCHAS GRACIAS por su amabilidad y atencion al presente mensaje.
Haz clic en este enlace para conocer EL CHUZO DE CATORCE.
viernes, 8 de octubre de 2010
Cerro Quemado... una invitación mística hacia la introspección personal...
Bueno, mi nombre es Paulina, chilena que envío hace mas o menos un año y medio atrás las fotos de un amigo mexicano que había estado por esas tierras... y bueno pues, me tocó el turno a mi... para vivenciar con mis propios ojos como es la vida en Real...
Real no es como cualquier lugar turístico.. se erige como monumento a la historia de lo que fuera la época del esplendor de la plata en México, y por supuesto, como enclave ceremonial de la cultura huichola (wirrarrika para los mexicanos), porque en Cerro Quemado (Wirikuta) el espíritu del peyote (hikuri) merodea por los alrededores... y lo digo metafóricamente, porque sin llegar a hacer ingesta de él mismo, el "Espíritu de la Tierra, en forma de venado", cura las dolencias del alma y quita la sed de la búsqueda existencial, de quienes peregrinan hasta su cima y van deseosos en la búsqueda de respuestas....
Tal como dice la leyenda, pude sentir la presencia benevolente de Tamatsi'ekateiwari (dedidad cuidadora de cada persona foránea del pueblo huichol).. quien insufla, para quienes lo desean, paz y energía para hacer el camino interior...
Quien desee reencontrarse consigo mismo, Real de Catorce no los dejará indiferentes...
Real no es como cualquier lugar turístico.. se erige como monumento a la historia de lo que fuera la época del esplendor de la plata en México, y por supuesto, como enclave ceremonial de la cultura huichola (wirrarrika para los mexicanos), porque en Cerro Quemado (Wirikuta) el espíritu del peyote (hikuri) merodea por los alrededores... y lo digo metafóricamente, porque sin llegar a hacer ingesta de él mismo, el "Espíritu de la Tierra, en forma de venado", cura las dolencias del alma y quita la sed de la búsqueda existencial, de quienes peregrinan hasta su cima y van deseosos en la búsqueda de respuestas....
Tal como dice la leyenda, pude sentir la presencia benevolente de Tamatsi'ekateiwari (dedidad cuidadora de cada persona foránea del pueblo huichol).. quien insufla, para quienes lo desean, paz y energía para hacer el camino interior...
Quien desee reencontrarse consigo mismo, Real de Catorce no los dejará indiferentes...
miércoles, 6 de octubre de 2010
Tragedia de pesadilla
Artículo publicado por: EL DIARIO DE COAHUILA el 5 de Octubre de 2010
Por: Daniel Valdes
Había gritos y lamentos por todas partes. Era penetrante el olor a carne humana quemada: Samuel Peña Olvera
Samuel Peña Olvera tenía 20 años. Cursaba el cuarto año de la carrera de ingeniero agrónomo en la Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro. El 5 de octubre de 1972 fue un despertar diferente y hasta la fecha inolvidable.
Ahora se desempeña como maestro investigador en el Departamento de Suelos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.
Lo ocurrido hace 38 años quedó grabado para siempre en su memoria. La tragedia le impidió dormir bien. Eran constantes las pesadillas y durante muchos meses no fue posible comer carne. Lo mismo le pasó a sus compañeros que acudieron como voluntarios a rescatar heridos y muertos en el Puente Moreno.
En ese lugar, alrededor de las 11 de la noche del 5 de octubre de 1972 ocurrió la peor tragedia de que se tenga memoria. Descarriló un tren lleno de peregrinos que venía del Real de Catorce, San Luis Potosí.
Recuerda que en ese entonces "La Narro" estaba militarizada y a las siete de la mañana era normal el llamado a formar filas.
Sin embargo, el seis de octubre de 1972 el toque de corneta fue anticipado. Alrededor de las cinco de la mañana ya estábamos formados y ahí se nos informó sobre un accidente y que debíamos de asistir a prestar ayuda.
En ese entonces no sabíamos la magnitud de la tragedia. Alrededor de 200 estudiantes marchamos al lugar conocido como Puente Moreno. Se agregaron varias camionetas de ingenieros de la escuela.
Al llegar al sitio del accidente todavía no salía el sol. Se veían las sombras de los heridos que corrían por todos lados. Algunos vagones se incendiaban. Había gritos y lamentos por todas partes. Era penetrante el olor a carne humana quemada.
Lo primero, dice, fue organizarnos para auxiliar a los heridos. Subimos a los vagones, que estaban unos arriba de otros. De ahí empezamos a sacar a la gente. Estaban muy golpeados, algunos con fracturas expuestas.
Era mucha la confusión y con los primeros rayos del sol empezamos a sacar muchos cuerpos carbonizados. Los colocamos en unos sacos --parecía que eran de harina-- y los subíamos en camionetas.
El ingeniero comenta que en ese tiempo se dijo que hubo alrededor de 900 muertos. A los estudiantes de La Narro les tocó ver muchos muertos y sacarlos. A la fecha no es posible hacer un cálculo sobre esa cifra.
"Nosotros (los estudiantes) vimos y sacamos mucho más muertos que los reconocidos oficialmente por el gobierno en ese tiempo. Porque llegaron camionetas y ahí metíamos los cuerpos carbonizados", comentó.
Hubo escenas de personas desesperadas que buscaban a sus familiares entre los lesionados y en el interior de los vagones.
Pasaron alrededor de 90 minutos, después de su llegada al lugar del accidente, cuando llegó el Ejército y acordonó la zona. A ellos se les permitió colaborar porque andaban uniformados. En ese tiempo La Narro estaba militarizada.
Fue necesario hacer pozos para llegar a los vagones que estaban enterrados. También llegó maquinaria de ferrocarriles, con la que cortaban el fierro para sacar sobrevivientes.
DOS IMPRESIONES
Fueron tres días de trabajo como voluntarios en el lugar del accidente. Las autoridades de la escuela les llevaron comida, pero nadie tenía apetito o no se les antojó lo que llevaron. El olor a carne quemada y a la sangre fresca por las heridas de la gente fue una impresión muy fuerte. Parecía una carnicería.
En uno de los vagones enterrados estaba una persona que colgaba de cabeza. Estaba prensado por muchos cuerpos que le impedían moverse.
"Él creía que eran asientos, pero en realidad eran muchos cuerpos que estaban sobre él y no pudimos hacer nada para sacarlo. Esa persona estuvo ahí colgada tres días.
"No había manera de sacarlo, si no se cortaban los cuerpos y nadie quería tomar esa decisión. Él estaba consciente y platicaba. No podíamos darle agua porque estaba colgando boca abajo y sólo le humedecíamos los labios con algodones", recuerda.
Varios estudiantes se turnaban para hacerle plática y evitar su desesperación. Pedía una navaja para cortar los asientes y poder liberarse.
Fue como hasta el tercer día. Un médico ordenó cortar los cuerpos. Fueron varios, los estudiantes apoyamos sacando las partes. Es algo que no se olvida, porque el olor era como de carnicería. Lo pudimos sacar, pero al llegar al hospital falleció, por tanto tiempo que estuvo prensado.
Solidaridad y rapiña
En medio de la tragedia, dice, fue posible apreciar la solidaridad humana, porque mucha gente se sumó a la ayuda, pero también hubo algunas personas que aprovecharon la confusión para robar las pertenencias de las víctimas.
Alumnos de La Narro entregaron a una persona a los soldados. Le encontraron un pañuelo con anillos y aretes. Nos dijo que andaba ayudando, pero le pusimos vigilancia, porque sólo le estiraba las manos a los muertos.
Al tercer día, el Ejército les impidió el paso, porque los cuerpos ya empezaban a descomponerse.
La vida continuó en La Narro. Quienes acudimos a ese accidente nos reuníamos en el internado para platicar y poder superar el trauma. A todos nos marcó ver tantos muertos en un solo lugar.
Fuente: www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2010/10/5/locales-198200.asp
Por: Daniel Valdes
Había gritos y lamentos por todas partes. Era penetrante el olor a carne humana quemada: Samuel Peña Olvera
Samuel Peña Olvera tenía 20 años. Cursaba el cuarto año de la carrera de ingeniero agrónomo en la Escuela Superior de Agricultura Antonio Narro. El 5 de octubre de 1972 fue un despertar diferente y hasta la fecha inolvidable.
Ahora se desempeña como maestro investigador en el Departamento de Suelos de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro.
Lo ocurrido hace 38 años quedó grabado para siempre en su memoria. La tragedia le impidió dormir bien. Eran constantes las pesadillas y durante muchos meses no fue posible comer carne. Lo mismo le pasó a sus compañeros que acudieron como voluntarios a rescatar heridos y muertos en el Puente Moreno.
En ese lugar, alrededor de las 11 de la noche del 5 de octubre de 1972 ocurrió la peor tragedia de que se tenga memoria. Descarriló un tren lleno de peregrinos que venía del Real de Catorce, San Luis Potosí.
Recuerda que en ese entonces "La Narro" estaba militarizada y a las siete de la mañana era normal el llamado a formar filas.
Sin embargo, el seis de octubre de 1972 el toque de corneta fue anticipado. Alrededor de las cinco de la mañana ya estábamos formados y ahí se nos informó sobre un accidente y que debíamos de asistir a prestar ayuda.
En ese entonces no sabíamos la magnitud de la tragedia. Alrededor de 200 estudiantes marchamos al lugar conocido como Puente Moreno. Se agregaron varias camionetas de ingenieros de la escuela.
Al llegar al sitio del accidente todavía no salía el sol. Se veían las sombras de los heridos que corrían por todos lados. Algunos vagones se incendiaban. Había gritos y lamentos por todas partes. Era penetrante el olor a carne humana quemada.
Lo primero, dice, fue organizarnos para auxiliar a los heridos. Subimos a los vagones, que estaban unos arriba de otros. De ahí empezamos a sacar a la gente. Estaban muy golpeados, algunos con fracturas expuestas.
Era mucha la confusión y con los primeros rayos del sol empezamos a sacar muchos cuerpos carbonizados. Los colocamos en unos sacos --parecía que eran de harina-- y los subíamos en camionetas.
El ingeniero comenta que en ese tiempo se dijo que hubo alrededor de 900 muertos. A los estudiantes de La Narro les tocó ver muchos muertos y sacarlos. A la fecha no es posible hacer un cálculo sobre esa cifra.
"Nosotros (los estudiantes) vimos y sacamos mucho más muertos que los reconocidos oficialmente por el gobierno en ese tiempo. Porque llegaron camionetas y ahí metíamos los cuerpos carbonizados", comentó.
Hubo escenas de personas desesperadas que buscaban a sus familiares entre los lesionados y en el interior de los vagones.
Pasaron alrededor de 90 minutos, después de su llegada al lugar del accidente, cuando llegó el Ejército y acordonó la zona. A ellos se les permitió colaborar porque andaban uniformados. En ese tiempo La Narro estaba militarizada.
Fue necesario hacer pozos para llegar a los vagones que estaban enterrados. También llegó maquinaria de ferrocarriles, con la que cortaban el fierro para sacar sobrevivientes.
DOS IMPRESIONES
Fueron tres días de trabajo como voluntarios en el lugar del accidente. Las autoridades de la escuela les llevaron comida, pero nadie tenía apetito o no se les antojó lo que llevaron. El olor a carne quemada y a la sangre fresca por las heridas de la gente fue una impresión muy fuerte. Parecía una carnicería.
En uno de los vagones enterrados estaba una persona que colgaba de cabeza. Estaba prensado por muchos cuerpos que le impedían moverse.
"Él creía que eran asientos, pero en realidad eran muchos cuerpos que estaban sobre él y no pudimos hacer nada para sacarlo. Esa persona estuvo ahí colgada tres días.
"No había manera de sacarlo, si no se cortaban los cuerpos y nadie quería tomar esa decisión. Él estaba consciente y platicaba. No podíamos darle agua porque estaba colgando boca abajo y sólo le humedecíamos los labios con algodones", recuerda.
Varios estudiantes se turnaban para hacerle plática y evitar su desesperación. Pedía una navaja para cortar los asientes y poder liberarse.
Fue como hasta el tercer día. Un médico ordenó cortar los cuerpos. Fueron varios, los estudiantes apoyamos sacando las partes. Es algo que no se olvida, porque el olor era como de carnicería. Lo pudimos sacar, pero al llegar al hospital falleció, por tanto tiempo que estuvo prensado.
Solidaridad y rapiña
En medio de la tragedia, dice, fue posible apreciar la solidaridad humana, porque mucha gente se sumó a la ayuda, pero también hubo algunas personas que aprovecharon la confusión para robar las pertenencias de las víctimas.
Alumnos de La Narro entregaron a una persona a los soldados. Le encontraron un pañuelo con anillos y aretes. Nos dijo que andaba ayudando, pero le pusimos vigilancia, porque sólo le estiraba las manos a los muertos.
Al tercer día, el Ejército les impidió el paso, porque los cuerpos ya empezaban a descomponerse.
La vida continuó en La Narro. Quienes acudimos a ese accidente nos reuníamos en el internado para platicar y poder superar el trauma. A todos nos marcó ver tantos muertos en un solo lugar.
Fuente: www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2010/10/5/locales-198200.asp
Puente Moreno: 38 años de luto
Artículo publicado por: EL DIARIO DE COAHUILA el 5 de Octubre de 2010
Por: Héctor López
Son 38 años; la sociedad aún no perdona y continúa responsabilizando a maquinistas, fogoneros y garroteros de la desgracia del descarrilamiento del tren de peregrinos proveniente de Real de Catorce, San Luis Potosí; pero sólo hubo un responsable: Víctor Manuel Villaseñor, gerente general de Ferrocarriles Nacionales de México.
Fue una noche trágica, nadie desearía terminar con tantas vidas humanas, no hubo alcohol ni mujeres; quien ordenó pegar más carros al tren de peregrinos fue la misma gerencia de la ciudad de México que no ignoraba las consecuencias que pudiera tener tremenda decisión, reconoció lo anterior el garrotero Juan Juárez Alvarado durante una entrevista exclusiva para EL DIARIO de Coahuila que se realizó en el 2004.
Sería la única ocasión en que don Juan revelara la verdad del trenazo, su deseo: que la gente admitiera la realidad sobre quienes fueron los responsables del accidente, mismos que trataron de culparlos de manera injustificada a tal grado de intentar extender certificados falsos contra los trabajadores ferrocarrileros con el argumento de conducir el tren bajo los efectos de bebidas embriagantes.
CONDUCTORES
Melchor Sánchez Echevarría se desempeñó como maquinista, Jesús Rocha Serna estaba como conductor en tanto Ignacio Carrizales García fungió como fogonero, y los garroteros eran Pedro Rodríguez Barbosa y Juan Juárez Alvarado.
Después del accidente los trasladaron al Hospital Ferrocarrilero donde permanecieron como lesionados y en calidad de detenidos por ser presuntos responsables del accidente ferroviario.
Ahora, a 38 años de la tragedia, sólo sobrevive don Juan Juárez Alvarado, el resto ha fallecido con la pena de haber sido señalados por la gente como los culpables de la muerte de sus familiares.
La presión de las autoridades de Ferrocarriles de México, en específico del gerente general Víctor Manuel Villaseñor, se centró luego en el doctor Luis Morales Benavides, a quien destituyeron como director del Hospital Ferrocarrilero por no extender los certificados falsos.
El accidente fue a las 11:30 de la noche del día 5 de octubre, la máquina que estiraba a los 22 vagones era la número 8408 con 1,600 peregrinos provenientes de Real de Catorce, San Luis Potosí.
Los datos que proporcionó el gerente general de ferrocarriles respecto al accidente indican que el exceso de velocidad y la irresponsabilidad de los conductores fue la causa del accidente.
Al momento de entrar a la curva, el tren lo hizo a una velocidad de 120 kilometros por hora, cuando lo normal era a los 60 por ser curva descendente.
PRIMERAS VÍCTIMAS
Para el día seis de octubre en la tarde, la cifra oficial de muertos fue de 206, identificados 142; 64 sin identificar y sepultados en fosa común.
Entre ellos Elvira Pérez Torres, Cruz Guerrero, María Eva Carrillo, Juana Aguirre, Manuela Rentería, Natividad Gloria, Felipe Covarrubias, Paula Rentería, Natividad Flores, Lidia García Cortez, Leonor Hernández, Paula Contreras, Tomsa Lomas Arenas, José Chávez, Inés López Vázquez, Hermenegildo Quiroz, María Luisa González, Rosa Salas Rivera, Norma Alicia Gómez, José Ortiz Carrizales, Ana María Hernández.
LESIONADOS
En los hospitales como Cruz Roja, Hospital Civil, Ferrocarrilero, ISSSTE, el Instituto Mexicano del Seguro Social y la Clínica Doctor Torres Velázquez se atendió a Francisca Rivera, Clotilde Tovar, Olivia Quintana, Marcos Cruz Lara, Susana Ovalle de Anda, Gilbertha Flores, Pedros Estrada, José Hernández, Marcos Cortez, Jesús Domínguez, Jacobo Milán, Alejo Tovar Lucio, Sabina Piña de Domínguez, Cecilia Ruiz, María Elena Hernández Gutiérrez, María Santiaga Rentería, Leocadio Rivera y María Luisa Rentería.
Por la gravedad en sus lesiones fueron trasladadas a Monterrey once personas: Paula Bustos de Moyeda, María de la Paz Torres, Hermenegilda Gómez, Elvira Díaz, Francisco Hernández Arenas, Magdalena Armendáriz, Rubén Herrera Vázquez, Ramón Martínez, Rafael Hernández, Gloria García Mata y Dolores Espinoza.
AUXILIO FORÁNEO
Acudieron en auxilio de la Cruz Roja para el rescate de víctimas las delegaciones de Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí y Torreón, Coahuila, además personal de la Sexta Zona Militar, Policía Federal de Caminos y ambulancias de distintas instituciones privadas y bomberos de Saltillo.
Todavía hoy a 38 años del trenazo de Puente Moreno no hay datos reales del número de víctimas que fallecieron, pues muchas de ellas perecieron destrozadas o calcinadas entre los fierros retorcidos de los vagones los cuerpos o piezas fueron sepultadas en la fosa común del panteón de Santiago.
También muchos de los heridos se atendieron en domicilios particulares.
Juan López Valdés uno de los socorristas de la Cruz Roja Mexicana que participó en las tareas del rescate y atención a lesionados dijo que era imposible reconocer a los heridos, todos llenos de polvo negro que se confundía con la sangre, niños que lloraban la pérdida de sus padres y hermanos, mamás desesperadas que nunca más volvieron a saber de esposos.
La Cruz Roja y otros hospitales se encontraban saturados de gente que quería saber sobre familiares que viajaban en el tren, era un peregrinar en cada hospital donde se colocaron las listas de lesionados y fallecidos.
Fueron momentos de tristeza el ver que la gente caminaba entre la fila de cuerpos inertes y descubrir ahí a sus seres queridos.
Un accidente, una herida que continúa abierta que no se puede curar, un 5 de octubre de 1972 que no se olvida.
Fuente: www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2010/10/5/locales-198201.asp
Por: Héctor López
Son 38 años; la sociedad aún no perdona y continúa responsabilizando a maquinistas, fogoneros y garroteros de la desgracia del descarrilamiento del tren de peregrinos proveniente de Real de Catorce, San Luis Potosí; pero sólo hubo un responsable: Víctor Manuel Villaseñor, gerente general de Ferrocarriles Nacionales de México.
Fue una noche trágica, nadie desearía terminar con tantas vidas humanas, no hubo alcohol ni mujeres; quien ordenó pegar más carros al tren de peregrinos fue la misma gerencia de la ciudad de México que no ignoraba las consecuencias que pudiera tener tremenda decisión, reconoció lo anterior el garrotero Juan Juárez Alvarado durante una entrevista exclusiva para EL DIARIO de Coahuila que se realizó en el 2004.
Sería la única ocasión en que don Juan revelara la verdad del trenazo, su deseo: que la gente admitiera la realidad sobre quienes fueron los responsables del accidente, mismos que trataron de culparlos de manera injustificada a tal grado de intentar extender certificados falsos contra los trabajadores ferrocarrileros con el argumento de conducir el tren bajo los efectos de bebidas embriagantes.
CONDUCTORES
Melchor Sánchez Echevarría se desempeñó como maquinista, Jesús Rocha Serna estaba como conductor en tanto Ignacio Carrizales García fungió como fogonero, y los garroteros eran Pedro Rodríguez Barbosa y Juan Juárez Alvarado.
Después del accidente los trasladaron al Hospital Ferrocarrilero donde permanecieron como lesionados y en calidad de detenidos por ser presuntos responsables del accidente ferroviario.
Ahora, a 38 años de la tragedia, sólo sobrevive don Juan Juárez Alvarado, el resto ha fallecido con la pena de haber sido señalados por la gente como los culpables de la muerte de sus familiares.
La presión de las autoridades de Ferrocarriles de México, en específico del gerente general Víctor Manuel Villaseñor, se centró luego en el doctor Luis Morales Benavides, a quien destituyeron como director del Hospital Ferrocarrilero por no extender los certificados falsos.
El accidente fue a las 11:30 de la noche del día 5 de octubre, la máquina que estiraba a los 22 vagones era la número 8408 con 1,600 peregrinos provenientes de Real de Catorce, San Luis Potosí.
Los datos que proporcionó el gerente general de ferrocarriles respecto al accidente indican que el exceso de velocidad y la irresponsabilidad de los conductores fue la causa del accidente.
Al momento de entrar a la curva, el tren lo hizo a una velocidad de 120 kilometros por hora, cuando lo normal era a los 60 por ser curva descendente.
PRIMERAS VÍCTIMAS
Para el día seis de octubre en la tarde, la cifra oficial de muertos fue de 206, identificados 142; 64 sin identificar y sepultados en fosa común.
Entre ellos Elvira Pérez Torres, Cruz Guerrero, María Eva Carrillo, Juana Aguirre, Manuela Rentería, Natividad Gloria, Felipe Covarrubias, Paula Rentería, Natividad Flores, Lidia García Cortez, Leonor Hernández, Paula Contreras, Tomsa Lomas Arenas, José Chávez, Inés López Vázquez, Hermenegildo Quiroz, María Luisa González, Rosa Salas Rivera, Norma Alicia Gómez, José Ortiz Carrizales, Ana María Hernández.
LESIONADOS
En los hospitales como Cruz Roja, Hospital Civil, Ferrocarrilero, ISSSTE, el Instituto Mexicano del Seguro Social y la Clínica Doctor Torres Velázquez se atendió a Francisca Rivera, Clotilde Tovar, Olivia Quintana, Marcos Cruz Lara, Susana Ovalle de Anda, Gilbertha Flores, Pedros Estrada, José Hernández, Marcos Cortez, Jesús Domínguez, Jacobo Milán, Alejo Tovar Lucio, Sabina Piña de Domínguez, Cecilia Ruiz, María Elena Hernández Gutiérrez, María Santiaga Rentería, Leocadio Rivera y María Luisa Rentería.
Por la gravedad en sus lesiones fueron trasladadas a Monterrey once personas: Paula Bustos de Moyeda, María de la Paz Torres, Hermenegilda Gómez, Elvira Díaz, Francisco Hernández Arenas, Magdalena Armendáriz, Rubén Herrera Vázquez, Ramón Martínez, Rafael Hernández, Gloria García Mata y Dolores Espinoza.
AUXILIO FORÁNEO
Acudieron en auxilio de la Cruz Roja para el rescate de víctimas las delegaciones de Nuevo León, Tamaulipas y San Luis Potosí y Torreón, Coahuila, además personal de la Sexta Zona Militar, Policía Federal de Caminos y ambulancias de distintas instituciones privadas y bomberos de Saltillo.
Todavía hoy a 38 años del trenazo de Puente Moreno no hay datos reales del número de víctimas que fallecieron, pues muchas de ellas perecieron destrozadas o calcinadas entre los fierros retorcidos de los vagones los cuerpos o piezas fueron sepultadas en la fosa común del panteón de Santiago.
También muchos de los heridos se atendieron en domicilios particulares.
Juan López Valdés uno de los socorristas de la Cruz Roja Mexicana que participó en las tareas del rescate y atención a lesionados dijo que era imposible reconocer a los heridos, todos llenos de polvo negro que se confundía con la sangre, niños que lloraban la pérdida de sus padres y hermanos, mamás desesperadas que nunca más volvieron a saber de esposos.
La Cruz Roja y otros hospitales se encontraban saturados de gente que quería saber sobre familiares que viajaban en el tren, era un peregrinar en cada hospital donde se colocaron las listas de lesionados y fallecidos.
Fueron momentos de tristeza el ver que la gente caminaba entre la fila de cuerpos inertes y descubrir ahí a sus seres queridos.
Un accidente, una herida que continúa abierta que no se puede curar, un 5 de octubre de 1972 que no se olvida.
Fuente: www.eldiariodecoahuila.com.mx/notas/2010/10/5/locales-198201.asp
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